16.3.18

Don Álvaro de Bazán (Calle de)


Es una bocacalle de la calle de Alenza, sin salida. Distrito 7 (Chamberí). Barrio de Ríos Rosas.

Menguada y particular calle (hay una barrera que impide la entrada a no residentes) dedicada a una figura inmensa de la historia naval española. Álvaro de Bazán y Guzmán nació en Granada el 12 de diciembre de 1526. Miembro de una linajuda familia, desde niño se acostumbró a viajar en los buques que mandaba su padre, general de las galeras del reino desde el año del nacimiento de nuestro protagonista. Tal entrenamiento permitió que en 1554 fuese nombrado capital general de la armada. Al frente de los buques de Nápoles, tomó parte en la batalla de Lepanto, a cuyo fin victorioso contribuyó decisivamente. También fue muy importante su participación en las acciones que llevaron a Felipe II a ocupar el trono de Portugal en 1580. Precisamente en la capital de Portugal murió el 9 de febrero de 1588. Se recuerda a don Álvaro, además, por ser el principal impulsor del uso de la infantería de marina, creada por Carlos I en 1537 y también por ser un importante mecenas, lo que le valió la dedicatoria de obras por parte de Lope de Vega, Góngora o Cervantes. En Madrid es recordado, además, con una estatua de Mariano Benlliure que se puede ver en la plaza de la Villa.

9.3.18

Doctor Velasco (Calle del)


Busto del doctor Velasco
(Foto: CC BY 3.0 Tamorlán)

Entre el paseo de la Infanta Isabel y la calle de Alfonso XII. Distrito 3 (Retiro). Barrio de los Jerónimos. 

Hasta 1904 se llamó calle del Parque, por su proximidad al del Retiro, y desde esa fecha, también por proximidad, en este caso al Museo Nacional de Antropología, está dedicada a su fundador, Pedro González de Velasco. Nació el doctor Velasco en la localidad segoviana de Valseca el 23 de octubre de 1815. De origen humilde, estudió el Bachillerato en la capital de su provincia y luego se trasladó a Madrid, donde se licenció y doctoró en Medicina a la par que trabajaba para costearse los estudios. Catedrático de la Universidad Central y médico en el Hospital de San Carlos, en 1873 hizo construir el edificio neoclásico que alberga el museo de su fundación y del que hablaremos cuando lleguemos al paseo de la Infanta Isabel. No me resisto, sin embargo, a citar la leyenda según la cual cuando murió su hija la desenterró, la embalsamó y estuvo conviviendo con ella para repulsión y horror de su esposa y su entorno. Ardua tarea fue convencerlo de que volviera a dar sepultura al cadáver. Sin embargo, hay quien opina que no lo hizo y al final la momia de la pobre muchacha (murió con quince años) apareció mucho después y vaya usted a saber cómo en la Facultad de Medicina. En fin, una leyenda madrileña más… El doctor Velasco murió en nuestra villa el 21 de octubre de 1882.

2.3.18

Doctor Vallejo-Nájera (Paseo del)


Entrada a la estación de La Alhóndiga; el edificio que se ve estaba 
en el cruce de nuestra calle con el Paseo de la Esperanza.
(Foto de Ramón Cifuentes publicada en Blanco y Negro el 1 de agosto de 1908)


Entre la glorieta de Santa María de la Cabeza y la plaza de Francisco Morano. Distrito 2 (Arganzuela). Barrios Imperial y de las Acacias. 

El nombre de la calle que nos ocupa es un tanto problemático. Muchos opinan (entre ellos, Isabel Gea, una de nuestras fuentes de cabecera) que está dedicada a Juan Antonio Vallejo-Nájera, psiquiatra y humanista prematuramente fallecido en 1990. Sin embargo, cuando en fechas recientes se ha revisado el callejero de Madrid en busca de nombres relacionados con el régimen franquista para que se cumpla la Ley de Memoria Histórica, parece ser que se ha descubierto que en realidad a quien recuerda es a su padre, Antonio Vallejo-Nájera (1889-1960), psiquiatra también, con unas ideas bastante peculiares e infectas sobre la inferioridad mental de las mujeres y sobre quienes tenían ciertas ideologías –opuestas a la suya, claro está. Los expertos, pues, han recomendado que del padre pase al hijo, un gran médico, novelista (ganador del premio Planeta en 1985 con Yo, el rey), divulgador y ampliamente reconocido y recordado por la entereza con la que afrontó la mortal enfermedad que padeció y acabó con su vida. 

Así que mejor nos olvidamos y nos centramos en el origen de esta calle, que es el eje del llamado “Pasillo Verde Ferroviario”, una zona urbanizada que se creó sobre el antiguo Ferrocarril de Cintura, ahora subterráneo. Unía y une dicho ferrocarril las estaciones de Príncipe Pío y Delicias. En su día había a sus orillas dos importantes estaciones de mercancías, la Imperial y la de las Peñuelas. Quienes tengan mi edad sin duda habrán podido ver aún los vagones estacionados cuando cruzaban el Puente de Praga en coche camino del centro de Madrid, así como la calle del Ferrocarril con el enorme zanjón por el que se observaba la circulación de los trenes. Subterránea hoy en día la línea, dejó de partir en dos el barrio de las Peñuelas y también de transportar mercancías, pues en la actualidad la recorren trenes de cercanías de varias líneas.